Más allá que en el discurso de Donald Trump se decía que la renegociación del TLCAN sería un tema de primer orden, aún se está a la espera de que su gobierno notifique al Congreso. La expectativa del gobierno de Enrique Peña Nieto es la de que antes de que concluya el mes, se salve ese requisito para que las negociaciones inicien en julio.
Obvio no hay nada escrito y en una de ésas el gobierno estadounidense hace buena la sentencia de correr las fechas para finales del año. En el ínter sin embargo y como es público, desde el 24 de marzo México y EE. UU. iniciaron gestiones por aparte para resolver la problemática de nuestras exportaciones azucareras. Desde el año pasado American Sugar de Alfonso Fanjul y sobre todo Imperial propiedad de Louis Dreyfus Company que lleva Johannes Schol comenzaron a presionar a su gobierno para revisar los ‘Acuerdos de Suspensión’ que se firmaron con México en 2014. Si bien se evitó que surtiera efecto la imposición de cuotas compensatorias contra el azúcar mexicana por ‘dumping’ y subsidios, la verdad no ha sido miel sobre hojuelas.
Desde 2015 se establecieron cupos que este año ya sólo quedaron en 820 mil toneladas. Como quiera Economía de Ildefonso Guajardo y los ingenios representados por la CNIAA que preside Juan Cortina Gallardo aceptaron abrir nuevas pláticas. En las últimas semanas se ha avanzado, pero hay versiones en torno a que los refinadores han mantenido una postura inflexible para acotar de tajo a la industria azucarera nacional. Tres de los puntos principales que EE. UU. exige son reducir los envíos de azúcar refinada, acotarlos para que se entreguen en barco y el compromiso para evitar el abasto directo a los centros de consumo.
Te podría interesar: Nombres, nombres y… nombres En otras palabras se pretende que México acepte un pacto de libre comercio que descanse en una disminución de la calidad de lo que se exporta a EE. UU., de tal manera que los refinadores aprovechen el valor agregado. Fuentes consultadas aseguran que Imperial ya ha comenzado a difundir que México cederá y que por ejemplo se aceptará llevar hasta el 90% las exportaciones de azúcar cruda. Obvio no hay nada decidido y nuestro país ha mantenido su postura en un tope de alrededor del 60% para el azúcar cruda, de tal manera que otro 40% sea refinada. También se ha pedido que México abastezca del 100% del edulcorante que EE. UU. tenga después de establecerse las cuotas originales de julio. Los embarques exprofeso se realizarían después del primero de abril cada año.<7p>
En cuanto al precio mínimo para azúcar refinada se plantea elevarlo de 26 a 27 centavos de dólar por libra, misma cotización que se aplicaría para otras azucares que se vendan a consumidores directos de EE. UU. y que sean exportados en presentaciones diferentes al granel, más allá de que el transporte no sea barco. Los próximos días serían determinantes pues la meta es estar listos para antes del 5 de mayo. Una carta que aún no se utiliza es la de imponer aranceles a la fructosa, tema que evidentemente pone muy nervioso al gobierno de Trump por el impacto a los productores de maíz y a los exportadores. Habrá que ver.<7p>
Fuente: Correo
Autor: Alberto Aguilar
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