De acuerdo con un comunicado emitido el lunes pasado por la Secretaría de Economía, a cargo de Ildefonso Guajardo, las “demandas excesivas” de los productores y refinadores de azúcar en Estados Unidos, han impedido encontrar una “solución negociada con el Departamento de Comercio que permita mantener vigentes los acuerdos de suspensión” que regulan las exportaciones mexicanas del producto a ese mercado.
Economía reconoce que en 2014, la industria doméstica estadounidense inició investigaciones por antidumping y por subsidios en contra de la industria mexicana, y han aprovechado el proceso de negociación para tratar de alcanzar dos objetivos: (a) limitar el abasto de azúcar cruda de México exclusivamente para sus refinerías y (b) eliminar toda competencia de azúcar refinada de México en el mercado estadounidense. Y sentencia: “La Secretaría de Economía ha reiterado que la eliminación del acceso del azúcar refinada mexicana a EEUU es inaceptable, pues rompe el balance del mercado de edulcorantes de América del Norte”.
La dependencia anuncia que el próximo 5 de junio se cumplirá el plazo para la “determinación final de la revisión administrativa” sobre la operación de tales acuerdos, y velada o tímidamente incluye el factor fructuosa al indicar que “está en la mejor disposición de llegar a una solución negociada que vele por los intereses de los productores y exportadores mexicanos y asegure un buen funcionamiento del mercado de edulcorantes (azúcar-fructuosa) en nuestra región”.
Coincidentemente, hace unos días el presidente de la Unión Nacional de Cañeros, Carlos Blackaller, le envió una carta al presidente de la República, Enrique Peña Nieto, en la que le manifiesta la preocupación e inconformidad del sector, con la celebración de los acuerdos azucareros con EU, que “son y serán lesivos” para la economía de más de 180 mil productores de caña y más de 500 mil trabajadores de esta área de la agroindustria.
Señala que no se ve ninguna acción o propuesta del gobierno mexicano para regular las importaciones del jarabe de maíz de alta fructuosa que, con precios de dumping, ingresan al mercado mexicano de Estados Unidos. Y le dicen a Peña Nieto: “No estamos de acuerdo en que la caña de azúcar, la principal agroindustria de nuestro país, vuelva a ser moneda de cambio en la relación comercial entre México y Estados Unidos de América”.
A su vez, Rogelio Velasco Larios, presidente de los Productores Rurales de Caña de Azúcar Abastecedores del Ingenio Quesería de Colima, le envió una misiva en los mismos términos al secretario de Agricultura, José Calzada Rovirosa. Ildefonso Guajardo debe prohibir la importación de fructuosa de Estados Unidos para que las empresas consumidoras de ese producto, como la refresquera, alimentaria y de bebidas, en su mayor parte, adquieran el azúcar que se produce en el país. ¿Estaremos ante una decisión histórica para el campo mexicano?
Fuente: Indice Corporativo
Autor: Agustín Vargas